sábado, 16 de marzo de 2013

Noche cerrada


Siempre me pregunté que hubiera sido de la Karla de hoy si no nos hubiéramos mudado en el 91. Siempre pensé que de quedarnos en Lince, la Karla de hoy sería otra Karla. Algo así como la Karla de Lince, no sé. Me gustaba fantasear imaginándome otras yo, muy distintas a la que realmente soy.

A pesar que cuando nos fuimos yo sólo tenía 9 años, siempre guardé cierto cariño y hasta nostalgia por aquel barrio. Nunca supe bien por qué. Supongo que asociaba mis primeros recuerdos felices y eso formaba un vínculo imborrable.

Aunque volví en varias ocasiones, siempre esas visitas esporádicas ocurrían de día. Acompañadas de la nostalgia que esto me producía y la constante incertidumbre por no saber que hubiera sido de no habernos mudado.

Bueno todo eso terminó hace no más de dos semanas, cuando por otros motivos tuve que volver. Esta vez fue de noche y fue lo peor. Vísperas de un feriado largo, las calles estaban atestadas de gente, lo mismo que todos los establecimientos a los alrededores.

Para mi mala suerte tenía hambre, así que no me quedo de otra que entrar a uno de esos lugares. El servicio fue pésimo. Imposible encontrar un cuchillo en ese restaurante. Cuando la orquesta empezó a tocar uno de los hits del momento que pasan a todo volumen en la combi quise salir y no regresar nunca más.  

Comimos lo más rápido que pudimos, no sólo por el hambre sino también por la música, la gente y el mal servicio que habíamos recibido. Mi hermano me tranquilizaba diciendo que eso era sólo una parte de Lince y que no todo el barrio era así. Luego que terminamos de comer, dimos una vuelta en búsqueda de esa ansiada tranquilidad que caracteriza al barrio.

Incluso pasamos por la casa de un tío, la cual yo casi no recordaba. Pude notar que la mayoría de las casas tenían balcones, me gustó mucho, no las recordaba de esa manera. Aunque era algo tarde, no me preocupó que nos pudiera pasar algo, la zona era segura, tampoco nos adentramos tanto. Caminamos en silencio mientras dejábamos que los recuerdos vinieran a nosotros de forma indistinta.

Antes de regresar vi un letrero en una de las casas donde decía: Se alquila habitación.