jueves, 20 de enero de 2011

Departers

Parecía ser una mañana cualquiera
De pronto una silueta, un rostro
Un segundo me bastó
Para verla sin que me viera
En la 25 y rodeada de gente
Cristina canta sobre una amiga que perdió
No existen las casualidades
No hay dos cosas iguales
El tiempo se detiene
La combi sigue su ruta
Sin dinero, sin celular
No tengo más opción que bajar
Me quedé sin nada
Y finalmente ocurrió
Ya no tengo que esperar.

Dos días después
Tu noticia dio vuelta al mundo
Y llegó hasta Lima
Dejándome una infinita tristeza
Leí hasta el hartazgo
Cada detalle, cada palabra
La petaca de whisky
El calibre 38
Todavía puedo verte
Entrando en la oficina de prensa
Guiñándome un ojo a manera de saludo
Los cigarrillos Nevada que te aceptaba
Aunque yo no fumara
En una caja atesoro
Un par de mails
Algunas fotografías
Y el libro de Carver que me regalaste.

Me gusta pensar
En un lugar común
Adonde van los suicidas y vos.

lunes, 10 de enero de 2011

Paul y yo

Escribo palabras al azar
Una tras otra, casi sin sentido
Y pienso en los hombres que conoceré
No quiero olvidar este momento
No quiero olvidar esos hombres

No hay nada peor que las horas libres
Sin profesores, sin auxiliares
Me pierdo entre las voces
Nada bueno puede pasar
Nada bueno puedo esperar

Paul Éluard me cuenta de las mujeres que amó
Y de aquellas que no conoció
Mientras yo sigo escribiendo
El poema que has de leer algún día

La campana ya ha sonado
Todos han desaparecido
No queda nadie en el salón
Sólo Paul y yo – estamos solos.

domingo, 2 de enero de 2011

El amor en otro lugar

 “Géminis” de Albertina Carri y “Ping-Pong” de Matthias Luthard son dos películas que comparten mucho más de lo que pareciera. No sólo salta a la vista el amor tormentoso o el amor prohibido entre parientes sino también ese mundo perfecto, lleno de apariencias que toda familia bien, ya sea argentina o alemana se preocupa por mantener hasta el final.

Si bien “Géminis” está centrada en el orden familiar liderado por Lucía, una madre que le gusta tener todo bajo control, los verdaderos protagonistas y responsables de romper con los parámetros establecidos son Meme y Jeremías, dos hermanos que se quieren más allá de los lazos fraternales.

Desconocemos desde cuando Meme y Jeremías se aman en secreto. Cuando los vemos con el resto de la familia están todo el tiempo peleando o a penas si se dirigen la palabra. Estando solos todo es diferente. Ven televisión juntos e incluso comparten el jacuzzi. Es como si hablaran un idioma propio, como si su amor los salvará/apartará de los demás miembros de la casa. A la vez son personas erráticas, distantes y calladas incluso con ellas mismas. Y terminan por entregarse al placer, un placer culposo porque saben que lo que hacen está mal, pero al mismo tiempo no pueden evitarlo, no conocen otra forma de amar.

Todo comienza a tambalear con la llegada Ezequiel, el hermano mayor, y su esposa española, quienes para darle gusto a Lucía aceptan hacer una ceremonia matrimonial ante sus orgullosos padres y amigos. Una noche antes del matrimonio, Ezequiel ve a Meme y Jeremías teniendo relaciones sin embargo no le dice nada a sus padres. Al día siguiente, la ceremonia transcurre sin mayores problemas que los habituales. Una discusión acalorada entre Lucía y su hermana debido al exceso del alcohol y otra entre los flamantes novios ante la idea de incluir un caballo en las fotografías.

La familia de “Ping-Pong” está compuesta por tres personas: padre, madre e hijo. Y desde afuera nada parece llamar la atención. Basta que un buen día llegue Paul, el sobrino de Stefan, cuyo padre acaba de suicidarse para que afloren los conflictos y peleas familiares.

Ana desconfía desde un principio de Paul y teme que sea él quien altere la armonía de su hogar, aunque pronto nos daremos cuenta que es ella y su obsesión porque su hijo Robert se convierta en pianista, lo que hace que la convivencia sea un infierno.

Stefan tiene que hacer un viaje de improviso dejando a Paul con Ana y Robert. Al comienzo veremos que Paul tratará de complacer a los dos. Juega al ping-pong con Robert y acompaña a Ana a pasear a Schumann. Ni él se dará cuenta en qué momento quedó atrapado entre madre e hijo, quienes luchan por tener la atención y el poder.

Ganará Ana al darse cuenta de que Paul gusta de ella y se aprovechará de eso para usarlo en contra de Robert. Aquí los amantes también serán descubiertos por alguien de la familia que prefiere callar. Sin embargo, es Paul quien querrá confesar su amor por Ana cuando Stefan vuelve de viaje.

Ambas películas tienen desenlaces similares. Los amantes son expuestos ante los ojos de otros quienes no entienden su amor. Sólo una película se salvará del que dirán y de las miradas ocultas para seguir manteniendo ante los demás esa aparente estabilidad. La otra tendrá un final más dramático y hasta pasional, un acto digno de un enamorado que sólo quiere vengarse al descubrirse humillado por la persona amada.