viernes, 25 de enero de 2013

el último invierno


Son extraños los días


Son extraños los días que como sola en el comedor o en la terraza del edificio donde trabajo. De pronto es como si estuviera nuevamente en el colegio. Esos interminables recreos que tanto odiaba. No es que me aflija recordar aquellas épocas simplemente me hace darme cuenta que tengo razón cuando pienso que no he cambiado en estos quince años que han pasado. Sigo siendo la misma. Sigo prefiriendo un buen libro a una conversación trivial. Sigo estando rodeada de personas que me son totalmente indiferentes, ajenas, distintas a mí. El día estaba particularmente frío para estar en primavera, pero no me importo leer en la terraza, como no hay muchos muebles no hay tanta gente como dentro del comedor, donde si sería insoportable poder concentrarme en la lectura.

Estaba tan sumergida en el libro que estaba leyendo que de a ratos me olvidaba de comer la sopa Ramen de vaso descartable que tanto me gusta, bastante práctico aunque de seguro me dará un hambre feroz dentro de unas horas. Igual estuvo riquísima y no tan caliente ya que el viento que corría hizo que se enfriará rápido. Supongo que la única diferencia con el colegio y ventaja al fin y al cabo, es que ya nadie me mira, ni se burlan de mí a mis espaldas o de frente, da igual. Se podría decir entonces que la gente si cambia o madura? No lo sé, pero debo confesar que todo esto me da cierta tranquilidad, el no ser más observada, sea diferente o no, creo que eso ya no importa. Puedo actuar libremente, hacer lo que quiero con mi tiempo.